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Juan Luis Salinas, coordinador periodístico de la revista Ya de El Mercurio y autor del libro “Linda, regia, estupenda” habla siendo mimbro activo de los medios de cómo se representa a las mujeres en la prensa y las editoriales de moda.

¿Cuál es su mirada sobre la representación de las mujeres en los medios chilenos e internacionales?

En Chile y en el mundo, los medios de comunicación mantienen una deuda histórica con las mujeres. En los medios -prensa escrita, televisión, cine y otras producciones audiovisuales y en la publicidad-  las mujeres están infra representadas: está comprobado que la cantidad de profesionales mujeres que trabaja participa en ellos es menor en relación a los hombres, brecha que aumenta en los puestos de toma de decisiones; y segundo, porque no se le da voz: en los reportajes periodísticos (escritos o televisivos) las mujeres que son entrevistadas como voces autorizadas son minoría.

También existe la estereotipación del género femenino  tanto en las formas en que se las representa (desde del aspecto físico, edad y estilos de vestir) hasta en los roles, actividades o asuntos de interés que son definidos como “femenino”. Mujeres políticas a las que se les critica o alaba como se visten; mujeres deportistas, actrices o profesionales de alto nivel a quienes antes de hablar de sus logros se les consultan si son madres o por cómo manejan los asuntos del hogar.

¿Cómo ha cambiado la representación de la mujer en el mundo de las editoriales de moda? 

En el mundo de la moda el juego de la estereotipación es una práctica que se ha naturalizado y que no se ha cuestionado. Es cierto que la idealización y la búsqueda de la belleza –una tradición que proviene del arte- está en las bases de la industria de la moda y que esto fue imitado por las publicaciones del área, que empezaron a masificarse hace más de cien años. Hoy esa búsqueda poca sintonía tiene con los cambios socioculturales, con los logros que las mujeres han conseguido y por los que han luchado en las últimas décadas.

Lo irónico es que la moda y los cambios en las prendas de vestir sí son una representación de los logros de la mujer: ahí esta el uso del pantalón como ejemplo. Pero las imágenes de las revistas de la moda poco lo han entendido y siguen potenciando el antiguo modelo de fantasía al mantener un canon de belleza dictatorial en su perfección: delgadez, juventud y un fenotipo que tiende a lo anglosajón. Un canon que solo no refleja la multiculturalidad, tampoco respeta la diversidad y no muestra a la mujer en su cotidiano. Por el contrario, en los últimos años, algunas revistas de vanguardia han llegado al extremo y buscan impacto con imágenes absurdas y contraproducentes: modelos, por cierto todas delgadas y muy jóvenes, metidas en tarros de basura, o tiradas en el suelo, despeinadas o con los vestidos desencajados, como si las hubieran violado, legitimando de alguna manera la violencia de género.

¿En qué aspectos está al debe la representación de la mujer en el mundo de las editoriales de moda?

Tanto las revistas como la publicidad que hacen las casas de moda y la industria cosmética tienen que ponerse al día con la realidad de las mujeres que se acercan a estas revistas. La tarea es lograr un equilibrio para mostrar la fantasía que busca la moda como creación artesanal y artística con el mundo concreto y con las millones de lectoras que se enfrentan a esas imágenes. Existe la creencia de que las interesadas en la moda solo son mujeres jóvenes que se impresionan casi sin cuestionamientos por estas imágenes glamorosas de mujeres, pero lo cierto es que existe otro grupo de interesadas, mujeres mayores o preadolescentes, que son víctimas colaterales del proyecto de “belleza” o perfección que normaliza todo lo que proviene de la industria de la moda y sus sesiones fotográficas, desfiles y publicidades.

Aunque las mujeres en su mayoría no se sienten reflejadas –incluso ya son muchas las que rechazan- en la supuesta perfección de las modelos y en la oferta estética que propone la industria, hay muchas que curiosamente entran en el juego y caen en la presión social sobre el aspecto físico que se les impone, porque la feminidad en su estado más idealizado tiende a identificarse con el cuerpo. Cada vez es más destacable la existencia de iniciativas que abogan por la  resaltar imagen real de la mujer y (desde organizaciones y algunas iniciativas editoriales, como la impulsada por Revista Ya de El Mercurio) y legislaciones en varios países para no caer en los excesos de la delgadez, del retoque digital y la extrema juventud de las niñas-mujeres que aparecen en los desfiles de moda.

¿Qué opina de que la cátedra esté abriendo un espacio de análisis y debata sobre la representación de género en los medios?

Esta cátedra es un tremendo aporte. Primero porque pone el tema en el debate académico y público, y porque es necesario analizar la escasa, relegada o muchas veces estereotipada presencia de la mujer los medios, desde su labor como profesionales en la prensa hasta el uso que se hace de su imagen en la publicidad y en la moda, un área aparentemente frívola, pero que revela demasiado de la sociedad.